Según he leído en Wikipedia, en el Día de San Valentín se celebra el amor, el afecto y la amistad. Independientemente de que seas cristiano o ateo, te caiga mejor San Valentín de Roma o el dios romano Cupido, tu edad, tu condición sexual… El 14 de febrero es una fiesta popular que nos invita a todos y todas a querernos un poquito más de lo normal. Y me pregunto yo…
¿Por qué una fiesta tan positiva y global parece que está en horas bajas?
Seguramente tú también te hayas dado cuenta, ¿verdad? Incluso, me atrevo a decir, que a ti también se te ha pasado por la cabeza en algún momento esto de… que día más chorra, menuda fiesta cursi o ya se han inventado otra excusa para gastar dinero en tonterías. Ay! Que daño han hecho las campañas de marketing agresivas! Porque atosigándonos a base de corazones rojos, lo único que han conseguido es que le cojamos manía a un día que debería ser de los más bonitos del año.

Pues sí, porque San Valentín va de querer y demostrarlo. Querer a tu pareja, a tus amigas, a tu madre o a ti misma (principalmente, esto último) y demostrarlo. Y para esto no hace falta meterte en unos grandes almacenes, rodearte de corazones rojos brillantes y comprar un regalo por compromiso. No!
La semana pasada hice una encuesta en Instagram sobre este tema, quería escribir este post pero no sabía como enfocarlo… Te cuento los resultados de las preguntas directas:


Ay, madre! En un principio me dio un poco de bajón pensar que esto del amor estaba pasado de moda…
Pero no, me resisto a creerlo! Y más después de leer cada una de vuestras historias. Como la de aquella chica que regaló a su pareja una estrella del firmamento con certificado incluido. O las de Sara, Jessica y Marian a las que sorprendieron con un finde en un spa, con un ramo de flores en la oficina y, a la tercera, con un libro que narraba su historia de amor y que le hizo volver a creer en la magia de este día. También recuerdo esos padres a los que su hija Laura regaló una canción con una letra única inspirada en ellos. Bueno, ¿y qué me dices de la chica a la que llevaron a Roma para pedirle matrimonio en mitad de una visita guiada? Lo pienso y me río al imaginarme el revuelo que se debió de formar…
En fin, que hay amor y ganas de ilusinarnos y emocionarnos, también.
Que somos de querer a nuestra pareja, a la familia, a los amigxs, a nuestros peludos y a nosotrxs mismxs. Que es un sentimiento que une, que nos hace vibrar y que compartimos con individuos de cualquier parte del planeta. Pero que por falta de tiempo, principalmente, no lo podemos demostrar como nos gustaría… Y por esto, llega San Valentín, nos sentimos presionados y nos frustramos al no saber ni por donde empezar.
Pues yo te diría que empezases con calma, que todo gesto suma y que a cualquier persona le gusta saber que es importante para otra. Que para demostrarlo no hace falta un anillo, ni un viaje a las Bahamas. Sólo dilo. Mándale un mensaje a tu amiga, escríbele una carta a tu pareja o dale un achuchón al perro. En serio, vuelve a lo básico y…

Y no olvides que ese alguien también puedes ser tú mismx. Porque como diría Extremoduro, amar ensancha el alma.

PDT: Gracias a todas y todos los que participasteis en la encuesta que lance en nuestro perfil de Instagram, en especial a todas las que compartisteis vuestras historias y anécdotas de San Valentín. También gracias a quienes nos seguís en redes sociales. Vuestros likes y comentarios son los que mantienen vivo el perfil.
Rosana EHDC