Siempre he pensado que las personas que nos piden algún detalle para el día de su boda, tienen un algo especial. Hay parejas que se toman lo de la boda como un peaje por el que hay que pasar y otras que se enfrentan a su Día B con una ilusión única. Después de más de tres años, te puedo confirmar que los novios y novias con las que trabajamos son del segundo tipo. Lo sé porque cuidan cada detalle, porque agradecen y se emocionan con cada consejo, porque se preocupan de que cada invitado e invitada se sienta imprescindible y porque desean que su fiesta sea irrepetible y que les represente únicamente a ellos.

Cuando leí el mail de Arantza supe, desde el minuto cero, que era una de las nuestras. Era un texto largo, con dudas, detalles y con parte de su historia.
Esa historia que consiguió que en el taller nos emocionásemos y nos sitiéramos muy afortunados de poder llegar a gente así de bonita.
«Y ahora me apetece contaos el significado que va a tener vuestro porta alianzas. Igual no es necesario, pero vais a formar parte de algo muy importante para nosotros y con un valor añadido que ahora os explicaré: Mi novio, Guillem, perdió a su padre en agosto del 2013 y nosotros empezamos a salir en setiembre del 2013; por lo que no conocí a Jordi, su padre. Jordi era carpintero y claro, yo me voy a casar con su hijo, el hijo del carpintero (no podéis tener mejor nombre corporativo para nosotros, tenéis que ser vosotros los que nos hagáis esta bonitez). Es la manera simbólica de que Jordi esté presente en ese momentazo, que «él» nos lleve las alianzas (un poco cursi, no? jejeje).»


Pues no, no me pareció cursi. Me pareció un detalle precioso y una novia muy emocional con la que me sentía completamente identificada.



Si el porta alianzas lo hicimos en enero del 2018, en mayo Arantza nos volvió a escribir para hacernos otro pedido único.
«Bonita! Tengo que hablar contigo de otra cosa que tengo entre manos para nuestra boda y que, obviamente, querría que la hicierais vosotros!»

En esta ocasión se trataba del cartel con el que anunciar la llegada de la novia. Unos mini skis en pino con una frase única pintada a mano. Lo mejor de todo es que era una sorpresa para Guillem, amante del sky, y la novia tuvo que tener la pieza guardada en el armario de su madre hasta la boda.


La boda fue a finales de septiembre del 2018. Enseguida recibí un montón de fotos brutales hechas por The Norhern Girl. Fotos que me mostraron un sarao con una estética coherente, un estilo otoñal y una fiesta muy divertida. Desde luego, La Vida es Cuca hizo un trabajo excepcional con la decoración y la organización de todo el evento.





Los novios también crearon un seating surfero súper original, con la madera muy presente y donde se daba un protagonismo especial a las personas que ya no estaban.






¡Menudo fiestón! Y ahora, después de ver las fotos… ¿Sigues sin creer esto de que nuestros novios tienen UN ALGO especial?
Rosana EHDC
PDT: Si tu también eres de lxs nuestrxs y te gustaría que te dedicásemos un post, envíanos tus fotos a info@elhijodelcarpintero.com. Estaremos encantadísimos de recordar tu historia bonita.
2 comentarios en “Arantza y su boda con el hijo del carpintero”
Joer… ¿y ahora que te digo yo a ti? Encontrando la manera de volvernos a casar y que vosotros volváis a estar presentes 😉
Gracias por estas bonitas palabras, por vuestra amor y madera, POR SER Y POR ESTAR.
?
Gracias ti por contar con nosotros! Ah! Y viendo las fotos te diría que, si te vuelves a casar… Nos invitas!! Que es que me sabe hasta mal habérmela perdido! jijijij!! Un besote!