Me estoy acordando de Francisco Umbral y su archiconocido «yo he venido aquí a hablar de mi libro». Sí, porque me disponía a escribir acerca de unos cabeceros preciosos que hicimos en forma de corona, pero acabo de ver la sesión de fotos que hice este domingo para el post y en ellas salen mis sobrinas y le han quitado todo el protagonismo a nuestras joyitas de madera. Así que mejor, te hablo de ellas…


Ella es Alma, la mayor. Llegó hace más de 9 años y, sin ella saberlo, logró crear una conexión muy especial entre mi hermana y yo. También creó en mi un sentimiento de protección que nunca antes había percibido.
Alma, a parte de saber hacerse la dormida perfectamente, es muy emocional, leal, clara y transparente. Su cara, cuando me mira, refleja admiración y me hace sentir especial. Recuerdo cuando era más peque y la llevaba al parque… Reunía a los amiguitos y amiguitas que acababa de hacer, me cogía de la mano, me llevaba con ellos y les decía «esta es mi tía Rosana». Siempre me encantaron sus presentaciones en sociedad. Otra característica que me gusta y admiro de ella es que pese a ser tímida y miedosa, se esfuerza en atreverse. Ya es consciente de que es mejor hacerlo y que salga mal a quedarse con las ganas de haberlo intentado.


Ella es Nora, llegó hace más de 6 años y solo le hace falta enseñar los ojos por encima de una sábana para entender que es una niña de armas tomar (dicen que yo fui bastante parecida…).
Nora es independiente, sociable, atrevida y tiene una seguridad en sí misma que más quisiéramos muchos adultos. A veces hablamos de que estamos un poco locas y yo le cuento lo importante que es divertirse y disfrutar de lo que uno hace. Me ve como una tía guay. Lo noto cuando la cojo de la mano, la invito a bailar y ella empieza a saltar como una cabra mientras grita «yupiiiii«. Pese a su bonita locura, es madura y se siente fuerte. Tanto que en ocasiones oculta la parte emocional tras su tozudez. Pero que no te engañe, las que la conocemos bien sabemos que es todo corazón.

Parece mentira lo distintas que son, tanto en el físico como en el carácter. Ya de bebé, Alma dejaba de comer si alguna gotita de leche le caía en la cara. Mi hermana le limpiaba y después la peque se enganchaba de nuevo. A Nora siempre le ha divertido ensuciarse, romperse la ropa y hacer la croqueta en cualquier lugar. Ahora que lo pienso, mi hermana y yo también somos muy así…



Por cierto, los cabeceros se los hicimos como regalo en su penúltimo cumpleaños. Ellas decidieron que tuviesen forma de corona. Nosotros respetamos el concepto, pero nos lo llevamos a nuestro terreno. Consiguiendo así un cabecero original y nada cargante.
Fliparon al verlo, les encanta. Y eso que descartamos sus propuestas de color fucsia, purpurina, cristalitos… Mis sobris todavía no tienen muy claro esto de «menos es más».




Si tú también quieres un cabecero único y original, cuéntanoslo a través de un mail o de este formulario y nosotros te asesoramos y te pasamos un presupuesto sin ningún compromiso.
PDT: Al final me ha quedado un post con más #maderayamor que nunca… Espero que te haya gustado.
Rosana EHDC
2 comentarios en “El cabecero corona para las reinas de casa”
Las niñas se sienten cómo princesas en sus camas.son muy distintas cómo mis niñas pero cada una tiene una cosa que para mí son las mejores y las que nos hacen felices a su padre y a mí.
Todos los reyes y reinas de casa, hacen felices a sus papas y mamás 🙂 Tengan o no tengan corona…